Está comprobado científicamente que nuestros pensamientos tienen impacto en nuestro cuerpo, a través de la buena o la mala gestión de las emociones. Este impacto puede ser positivo o negativo. En el mejor de los casos, hacer una buena gestión de nuestras emociones nos traerá salud. El problema es cuando hay una mala gestión emocional y el impacto es negativo, porque puede desencadenar enfermedades que modificarán nuestra calidad de vida. Estas enfermedades se vuelven crónicas, es decir, se quedarán de por vida, y se activarán cada cierto tiempo por distintas causas, principalmente por las que afecten a nuestra salud mental, como el insomnio, la ansiedad, la depresión, etc. Algunas de estas enfermedades son la hipertensión arterial, la diabetes, la fibromialgia, la rinitis alérgica, el asma, el lupus, etc.

En mi propia historia me he encontrado viviendo con diferentes enfermedades crónicas, que empeoraban en momentos de estrés, como cuando la ansiedad desencadenaba crisis asmáticas, por ejemplo. Pero el pasar por distintas terapias físicas (ejercicio, medicamentos, alimentación), mentales (psicoterapias científicas y pseudocientíficas) y espirituales, me llevaron a mi versión más saludable, entendiendo la importancia de la medicina desde un enfoque integral de mente y cuerpo. Lo que me conduce hoy a practicarla así. Si te gustaría conocer más sobre cómo y cuánto afecta nuestra mente a nuestro cuerpo, te invito a pasar por mi blog o mis redes sociales.